Blog "Familia VS Trabajo" Por Valeria Siniscalchi

FAMILIA VS. TRABAJO

Por Valeria Siniscalchi

 

El trabajo está al servicio del disfrute familiar, no al revés.

¡Cuántas personas sacrifican a su familia en el altar de su éxito laboral!

 

 

Matías es gerente de una multinacional y está en pareja con Carla, con quien tienen dos hijos en edad escolar.

Están terminando de construir la casa de sus sueños, por la que tanto se esforzaron, pero a la vez, están alquilando hasta que puedan mudarse.  Esta situación le representa más del 40 % de sus ingresos mensuales. El dueño de la empresa donde trabaja Matías es muy demandante. Varias veces a la semana Matías se queda horas extras en la oficina, no solo para no perder competitividad, sino sobre todo para poder cubrir su abultado presupuesto mensual. Su pareja vive reprochándole el poco tiempo que está en casa, a lo que Matías responde “¡No te das cuenta de que lo hago por ustedes!”

 

Carla está bastante cansada de esta situación. Lo que mas le molesta es que, aún cuando su marido esté físicamente presente en el hogar, mentalmente pareciera ausente. Los fines de semana Matías vive pensando en lo que le espera el lunes en la oficina, y abre varias veces su casilla de emails para enterarse de las novedades del trabajo, también necesita despejarse así que es muy frecuente que se junte con sus amigos para jugar algún partido de futbol.  Por su parte Carla también se exige mucho en todo lo que hace.  Si bien acordaron que ella se iba a abocar mas a cuidar de sus hijos, y también iba a seguir desarrollando su pequeño emprendimiento, su jornada laboral se volvió tan agotadora como la de Matías. Ella se encarga de la casa, de los chicos, del colegio, de administrar, comprar, etc.  Quiere que todo en el hogar funcione a la perfección, y es bastante obsesiva con el orden. Muchas veces Matías le reprocha que ella está tan ausente de su familia como él, a lo que Carla le responde “¡No te das cuenta de que lo hago por ustedes!

 

Matías y Carla sienten que el trabajo y la familia están compitiendo por su atención.  Y la sensación que tienen es que el trabajo siempre gana. Si bien sus hijos son aún pequeños para expresar sus expectativas, recientemente el mayor le hizo saber su descontento. Por un compromiso laboral, Matías no pudo asistir a la final del campeonato de futbol infantil donde juega su hijo.  Esa noche fue recibido por su hijo con un pelotazo, que impactó de lleno en su mejilla. Matías se río, su hijo también, pero detrás de esa risita infantil era evidente que se escondía una profunda bronca.        

 

A esta altura de su vida Matías ya está convirtiéndose en un experto en el arte de apagar el incendio más apremiante. Lo único que tiene que hacer es escuchar la rueda que más chilla. Si escucha el chillido en el trabajo, corre con urgencia, alma y agenda hacia ese lado. ¡Obviamente su familia no va a dejarse ganar así de fácil! Con el tiempo la familia de Matías aprendió que la única forma de atraer su atención es creando una crisis muchísimo más grande. Y cuando a fuerza de “pelotazos” Matías se da cuenta de que ahora el incendio lo tiene del lado de su familia, corre en esa dirección, para tratar al menos de apaciguar las llamas.

 

Seguro conoces esta historia. Muchísimas personas viven debatiéndose entre las demandas del trabajo y las del hogar, y fuera de probar con la técnica de atender el mayor chillido, la gran mayoría no sabe como resolver el dilema. Por un lado, se plantean, y con razón, ser un buen esposo y padre significa, entre otras cosas, proveer para mi familia”, “ser una buena esposa y madre significa, entre otras cosas, estar atenta a las necesidades de mi familia”. ¡Claro que no esta mal este pensamiento, si así lo acordaron! El problema empieza cuando nos desbalanceamos. También solemos olvidar que una cosa está al servicio de la otra. El trabajo está al servicio del disfrute familiar, no al revés. ¡Cuantas personas sacrifican a su familia en el altar de su éxito laboral!

 

Por eso quiero compartirte algunos principios que pueden ayudarte a encontrar el equilibrio:   

 

  1. En casa soy irremplazable, en el trabajo no

 

Sea cual sea la responsabilidad que tengas en tu trabajo siempre va a haber alguien que pueda hacer el trabajo que vos haces, y aún mejor. Llegará el día en que te retires, te despidan, o renuncies, y dejes la oficina. ¿Dónde vas a ir? ¡A tu casa! Ahí sí no hay nadie que pueda ocupar tu rol de esposo/a, padre o madre. 

 

  1. Tengo que trabajar para sostener a mi familia, no para sostener mi ego

 

Claro que el trabajo es mucho más que un medio de vida. Cuando responde a una verdadera vocación se convierte en una fuente de realización, y está bien que sea así. No está mal aspirar a progresar en el trabajo. El problema aparece cuando ese afán por crecer laboralmente pasa a ocupar el lugar prioritario que debería tener mi familia. Cuando esto ocurre, en realidad lo que estoy poniendo en primer lugar no es el trabajo sino mi ego.  

 

  1. A mi familia le importa mi horario, no mis buenas intenciones

 

La única manera objetiva de comprobar si algo es realmente prioritario en la vida de una persona es analizando su agenda. Las buenas intenciones no sirven. Frases como mi amor, vos conoces mi corazón” no reemplazan la ausencia física. Por eso necesitamos dejar de lado las excusas piadosas y empezar a amar a nuestra familia de hecho, no de palabra. Y esto significa estar, con cuerpo y mente.

 

  1. Tengo que establecer puntos no negociables

 

Si no establezco puntos no negociables es muy probable que me encuentre enredado en un sinfín de compromisos, que le roban tiempo a mi familia. Por eso tengo que aprender a decir “no”. Quizás tengas que decir no es opción no tener un día familiar de descanso”, o no es opción perderme los eventos deportivos de mis hijos”, o no es opción pasar tiempo con mi pareja los dos solos”, o no es opción no celebrar mi aniversario de bodas”,

 

Dios creó el trabajo y la familia para que coexistan de manera pacífica. Cuando alineamos nuestras prioridades con las prioridades de Dios, eso redunda en bendición, tanto en casa como en el trabajo. ¡Te animo a que lo pruebes!

 

Valeria Siniscalchi es Licenciada en Psicologia y pastora en la Iglesia del Centro en Bs. As.